jueves, 12 de febrero de 2009

El corazón de Europa

Abandonamos Praga conquistados.
Después del primer día de viaje donde Lucho y Joao estaban apenados por la despedida de amigos y amigas en Varsovia, los ánimos florecen.
Praga es una ciudad tranquila. Ordenada. Colorida. Musical e inspiradora. Solo unos pocos días y Joao ha escrito más que en mucho tiempo en su pequeño cuaderno; su diario del Grial.
Y me lo ha contagiado a mí, recordándome ese Moleskine sin estrenar que tengo en Varsovia..
Ni quiero pensar que hubiera sido un erasmus aquí. Algo bueno, seguro. Siempre se lo comento a Lucho y me contesta:
"¡Ay! No digas eso ahora.."
Y es que ambos estuvimos cerca de venir a Praga de intercambio.

En cambio, ahora estamos en el tren de camino a Berlín. Un tren comodísimo con revisores amables y educados (acorde con lo pagado). Un tren que casi perdemos ya que nos hemos equivocado de estación de tren.

Confiábamos en que sería la misma que usamos al llegar desde Varsovia (Hlavní Nádrazí), pero teníamos que tomar el tren en Nádraží Holešovice. Bueno es saber que hay dos estaciones en Praga, aunque sea ahora y de ésta manera.
Hemos tenido que saltar al Metro y recorrer tres paradas hasta la otra estación ya que no encontrábamos Berlín entre las salidas.
La anécdota del "Berlin is Berlin in Czech" y lo que ha venido luego lo está escribiendo Joao en el asiento de al lado. Os invito a probar vuestro portugués y leerlo en su blog.

Nos encaminamos hacia Alemania tranquilos y contentos. También cansados, por supuesto. Pero con todo sensaciones positivas. El frío, la nieve, los tranvías gratis y lo turístico de Praga queda atrás. Así como el curioso hostel donde nos alojamos... y sobretodo el color de la ciudad medieval.
El empedrado, el urbanismo, las coronas checas -monedas- y las Gambrinus al caer el día. Quedan atrás sí, pero también dentro de mí.
¡Volveré!

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